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Fresas, un buen cultivo para fuera de la Tierra

Una investigación asegura que las fresas son aptas para su cultivo en una nave espacial.

 

Algún día los astronautas embarcados en misiones espaciales de larga duración podrán incluir en su dieta frutas, legumbres y hortalizas cultivadas a bordo de su propia nave espacial o base en otro mundo. Y un equipo de investigadores de la Universidad Purdue ha encontrado un saludable candidato a unirse a ese grupo de vegetales: una fresa que requiere poco mantenimiento y poca energía.

 

Cary Mitchell, profesor de horticultura, y Gioia Massa, una científica especializada en investigación hortícola, pusieron a prueba diferentes variedades de fresas y encontraron una, la llamada Seascape, que parece responder a los requisitos para su cultivo en el espacio.

 

Estas fresas, entre otras cualidades aptas para su cultivo en una nave espacial, se pueden cultivar bajo periodos cortos de luz sin que su productividad se resienta de ello, ya que no son sensibles al tiempo disponible de luz diurna para florecer.

 

La fresa Seascape fue puesta a prueba con un máximo de 20 horas de luz diurna y un mínimo de 10 horas. Si bien hubo menos fresas con menos luz, cada fruta era más grande y el volumen de los rendimientos fue estadísticamente igual.

 

Los resultados de los experimentos muestran que la fresa Seascape es un buen candidato para el cultivo espacial ya que cumple con una serie de pautas establecidas por la NASA. Estas plantas de fresa son relativamente pequeñas, cumpliendo con lo exigido por las restricciones de masa y volumen. Dado que con días cortos la variedad Seascape proporciona menos frutos pero más grandes, se necesita menos trabajo por parte de los miembros de la tripulación, quienes tendrán que polinizar las plantas y recoger la cosecha a mano. Al necesitar menos luz, disminuyen los requerimientos de energía no sólo para las lámparas, sino también para los sistemas que tendrían que eliminar el calor no deseado generado por las luces.

 

Además, la productividad es muy constante. En las pruebas realizadas, las plantas de la Seascape se mantuvieron produciendo fruta durante unos seis meses después de comenzar a florecer.

 

Judith Santini, analista del Departamento de Agronomía de la Universidad Purdue, fue la responsable de analizar los datos de los experimentos.