Un grupo de investigadores de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio) ha investigado los efecto que el uso de plaguicidas en la agricultura tiene sobre la salud y el medio ambiente La investigación ha revelado que con este sistema se evita la deriva y el arrastre por el viento de sustancias los que propicia que mejore la calidad del aire y por lo tanto del medio ambiente.
El foco de la investigación ha estado situado en la evaluación de un sistema de irrigación localizada (riego por goteo) en el que los plaguicidas son aplicados directamente sobre la raíz de las plantas.
En este sentido, el responsable del Área de Seguridad Alimentaria de la fundación Fisabio y líder del proyecto, Vicent Yusà, aseguró que aplicando los plaguicidas con el riego por goteo, “no se produce el efecto deriva (transmisión a la atmósfera) que sí tiene lugar cuando se aplican por pulverización”.
Desde el aire, los plaguicidas pueden diseminarse hacia otros componente del entorno, como el cuerpo humano y pueden penetrara y producir potenciales consecuencias sobre la salud.
El estudio se realizó sobre cultivos de cítricos, frutales de hueso y caquis en la Comunidad de Regantes de l’Alúdia y abarcó un total de una superficie de 813 hectáreas distribuidas entre dos municipios de esta zona.
La irrigación tuvo lugar durante veintiún meses en los que se analizó la presencia en el aire de más de setenta plaguicidas en parcelas con los dos sistemas mediante muestreo en aire con captadores de alto volumen. También se tomaron más de cien muestras de orina de agricultores para analizar los niveles de más de diez metabolitos (sustancias producidas por el organismo al degradar un plaguicida)
Es por ello que la investigadora que supervisó la realización y análisis de muestras, Olga Pardo, aseguró que en la orina de los agricultores que han utilizado riego por goteo se observaba un nivel 25 veces inferior del metabolito indicador de la presencia del plaguicida metil- clorpirifos, “una sustancia que tiene potenciales efectos sobre la función de la tiroides”.
De esta manera, se observó una disminución de cinco veces el metabolito del plaguicida imidacloprid, una sustancia moderadamente tóxica catalogada como probable carcinógeno y una disminución de ocho veces del metabolito del plaguicida pendimetalina, un compuesto que aumenta el riesgo de padecer cáncer de páncreas.
Parte de los resultados obtenidos ya han sido publicados en dos artículos de investigación en las revistas científicas Talanta e International Journal of Environmental Analytical Chemistry.
El estudio ha sido llevado a cabo entre
2015 y 2018 y financiado con
784.325 euros por la Unión Europea en el proyecto Irrilife (Environmentally efficient use of pesticides by localized irrigation systems) con el objetivo de reducir el uso de plaguicidas en la agricultura y minimizar su impacto en la atmósfera.
