Las flores, muy llamativas, son de color naranja o rojo, aunque las hay de color amarillo, crema y blanco dependiendo de las diversas variedades que se encuentran en el mercado, todas ellas presentan forma de trompeta, con espuelas. La época de floración es desde la primavera, hasta el otoño, con una floración larga y abundante durante el verano. Las flores poseen tal brillo y colorido que basta con una o dos plantas para alegrar una parte del jardín. 

 

Los frutos son carnosos verdes, que al madurar toman un color marrón claro de 12 mm de ancho, dando cada flor unos tres frutos de una única semilla.

 

Encontramos diversas variedades de capuchinas desde formas enanas de pocos centímetros de altura a variedades de hojas matizadas de amarillo. En el jardín debemos sembrarla dejando espacio suficiente para que se extienda, ya que de lo contrario invadirá a otras plantas, trepando incluso sobre ellas.

 

La capuchina es muy fácil de cultivar. Soporta desde pleno sol a media sombra, pero el exceso de sombra inhibe la floración y el exceso de sol en climas secos pueden agostar la planta. En climas más cálidos como las zonas costeras o el mediterráneo pueden cultivarse como plantas perennes todo el año ya que pueden resistir al frío, aunque no tolera las heladas.

 

Resiste muy bien en suelos secos y pobres, con lo que se le combina muy bien con plantas crasas o plantas que necesiten poco agua, con lo que el drenaje ha de ser bueno y hay que evitar los encharcamientos. El terreno debe mantenerse fresco, pero sin excederse en los riegos. El abonado tiene que efectuarse con productos pobres en nitrógeno y con abundante fósforo.

 

 

Se multiplica con facilidad propagándose sola. Las semillas que caen al suelo germinan en unos 14 o 20 días a una temperatura de 15ºC. Se puede sembrar todo el año, aunque normalmente se hace en primavera. Es de crecimiento rápido pues florece en 7-10 semanas después de la siembra.

 

 

Muy empleada para decorar balcones, terrazas, espalderas, etc. En los balcones necesita una maceta suficientemente grande, ya que  puede dar un toque de color al balcón si la dejamos que se enrede en la barandilla. Las variedades compactas que alcanzan unos 60 cm resultan más prácticas y apropiadas para recipientes.

 

Se suele usar en algunas perreras capuchinas cerca de las vallas para evitar que a los perros les acudan piojos y otros parásitos. 

Además tanto las flores como las hojas son comestibles y las semillas se pueden encurtir como alcaparras.