El cardo (Cynara cardunculus) es muy próximo a la alcachofa, perteneciendo a la misma especie botánica.
Sus hojas son más grandes, con un peciolo y un nervio principal muy desarrollado, mientras que sus capítulos son pequeños y recubiertos de brácteas espinosas.
Cultivo:
La siembra se hace en abril o mayo, directamente en campo, en tierra fértil, mullida y bien preparada.
En suelos muy arcillosos conviene reemplazar un poco de tierra por otra más suave, donde van a sembrarse las semillas. Tres a cinco semillas por golpe, son suficientes y no deben enterrarse excesivamente. Las plantas muy separadas y con un crecimiento lento permiten el cultivo intercalado de lechuga, espinaca o rábano. El cardo debe abonarse convenientemente y regarse durante el verano con el fin de que sus tallos se vuelvan anchos y carnosos.
En las zonas frías, a veces puede tener interés el hacer siembras en macetas de 9 cm. bajo cubierto, en mayo, y trasplantar posteriormente al campo al marco de 1 x 1 m. como en la siembra directa.
En otoño, cuando las plantas están bien desarrolladas, se cortan las hojas o "pencas" y se consumen.
Pero una gran parte de los cardos se consumen blanqueados, ya que entonces son más tiernos y menos amargos. Para blanquearlos, se recogen todas las hojas de la planta sobre la parte central y se atan con tres ataduras de hilo; posteriormente, se recubren con material opaco (tierra, paja, papel, plástico negro, etc.), que impida el paso de luz y favorezca el blanqueado. Este se consigue después de 20-30 días, y deben consumirse rápidamente, por su escasa conservación.
Multiplicación:
Se propaga muy facilmente mediante las semillas, de hecho suele extenderse de manera natural por los terrenos circundantes, actuando como una planta silvestre.
Usos:
Se consume cocido. El cardo está extendido y constituye una especialidad en algunas cocinas regionales.