La Región de Murcia encabeza la producción nacional de planta hortícola

La Región de Murcia lidera la producción nacional de plantas o plantones hortícolas con, aproximadamente, 5.000 millones al año, de los que 2.000 millones corresponden a especímenes de lechuga, 1.000 millones a bróculi, y le sigue una lista de más de 20 especies.

 

 

La producción hortícola se realiza en invernaderos, conocidos como semilleros, altamente tecnificados donde se produce la siembra, germinación de la semilla y crecimiento de las plantas en bandejas. Las condiciones atmosféricas están altamente controladas y aprovechan al máximo la cantidad de agua empleada.

 

 

Más de 60 empresas se dedican a esta actividad en la Comunidad Autónoma, y la mayoría de ellas realizan su actividad en el Campo de Cartagena. Con un volumen de negocio que supera los 80 millones de euros y que genera más de 7.000 puestos de trabajo, esta actividad supone un motor económico muy importante para la Región. La producción hortícola no solamente se emplea para la plantación en la comunidad murciana, sino que desde allí se exportan a otras comunidades autónomas.

 

 

El consejero de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, Francisco Jódar, visitó algunas de estas instalaciones remarcando el alto nivel de tecnificación de este sector “que nos convierte en un referente nacional y mundial”, señaló. Del mismo modo explicó que la Región de Murcia ha sido siempre pionera en la producción de planta injertada de sandía, melón  y pimiento “de las que producimos actualmente más de 200 millones de plantas”, concluyó el consejero.

 

 

Asimismo la Consejería de Agricultura, apoyada por el sector productor y especialmente los semilleristas, ha trabajado e investigado en los problemas fitosanitarios, fisiológicos e incluso, relacionados con la falta de agua, para la adecuación de sus instalaciones y procesos productivos. La administración tiene establecido un sistema de inspecciones y control para asegurar que el material vegetal producido llega a los agricultores en perfectas condiciones sanitarias y fisiológicas, asegurando así el crecimiento durante las primeras fases de cultivo.

 

 

Desde la consejería aseguran que trabajando de esta manera se ahorra el empleo de agua y fertilizantes respecto a las prácticas tradicionales de cultivo en las que se realizaba una siembra directa en el campo y que no aseguraba la viabilidad de las plantaciones.