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Un quejigo recordará en el parque Miguel Servet de Huesca la celebración del 43º Congreso Nacional de Parques y Jardines Públicos

En el parterre situado junto al estanque de los cisnes, se ha plantado un ejemplar de esa especie típica del Prepirineo para conmemorar el paso del foro de trascendencia internacional por la ciudad

30/05/2016 Autor: AEPJP

El alcalde de Huesca, Luis Felipe; la concejala de Medio Ambiente, Carmen García, y el presidente de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos, Francisco Bergua, han protagonizado el simbólico acto, en el que se ha leído un manifiesto promoviendo el respeto y cuidado de las zonas verdes

 

Un quejigo servirá de homenaje y recuerdo perpetuo del paso del 43º Congreso Nacional de Parques y Jardines Públicos por Huesca. El árbol, que se ha plantado esta tarde en el parque Miguel Servet, en el parterre situado junto al estanque de los cisnes, perpetúa una tradición de este foro de expertos, que desde 1992 deja su huella en cada ciudad que acoge el encuentro con una especie singular de la zona.

 

El alcalde de Huesca, Luis Felipe; la concejala de Medio Ambiente, Carmen García; y el presidente de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos y jefe del servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Huesca, Francisco Bergua, han asistido al simbólico acto, en el que también se ha leído un manifiesto a favor del cuidado y respeto a los parques y se ha invitado a los presentes a colaborar en la plantación.

 

Los miembros de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos, organizadores del Congreso junto con el Ayuntamiento de Huesca, eligieron un quejigo para plantar en Huesca, ya que es una especie habitual en las zonas del sur del Prepirineo.

 

Esta especie presenta una copa recogida y poco densa y la altura que suele alcanzar, en bosques de ejemplares adultos de la provincia, se sitúa entre los 15 y 20 metros. Las hojas tienen color verde lustroso y en el borde tiene dientes poco profundos y, a veces, punzantes. Son típicas del quejigo unas bolas del tamaño de una nuez, de color marrón. Los frutos son bellotas, que se disponen en grupos.

 

Los quejigos pueden llegar a vivir varios siglos y se han llegado a encontrar ejemplares de más de mil años. Su presencia, en las laderas más frescas y con mejores suelos de los somontanos del Prepirineo, garantizan unas buenas cosechas de bellotas. Es una especie protectora frente a la erosión por sus potentes raíces. En verano, su color verde intenso contrasta con el amarillo y marrón de los campos.